Siendo muy estrictos, la impresión como tal tiene siglos de antigüedad. La prueba más antigua de impresión, empleando la técnica de la xilografía o impresión con madera, data del 220 después de Cristo, en China. Y es que por impresión entendemos un proceso de reproducción, que si bien suele ser reproducción de texto e imágenes con tinta sobre papel, con el tiempo esta definición se ha ampliado, ya que por un lado la lista de elementos donde se reproducía algo se ampliaba a decenas de materiales, por el otro el material empleado para imprimir seguía siendo tinta o similar si exceptuamos la impresión térmica o la también reciente impresión térmica de cera. En cualquier caso, la impresión resultante siempre era en dos dimensiones, plana salvo excepciones en relieve. No es hasta los años 80 del siglo XX que nace la impresión 3D como tal, ligada semánticamente a la impresión como tal por su funcionamiento pero muy alejada en cuanto a los resultados. Es en 1983 cuando el norteamericano Charles W. Hull, más conocido como Chuck Hull, crea la primera pieza impresa en 3D mediante el proceso conocido como estereolitografía. Al año siguiente patentará la impresión mediante este sistema y en 1986 fundará su propia empresa, 3D Systems, la primera compañía de impresión 3D. De ahí a conocer la primera impresora 3D comercial, la SLA-1, puesta a la venta en 1987. SLA por stereolithography apparatus o aparato de estereolitografía en español. Pero vayamos por partes, y es que como ocurre con casi todos los inventos, no hay un único responsable del mismo, y en ocasiones, de varios proyectos en paralelo surge un solo ganador. Es el caso de la impresora 3D.
¡Hasta el infinito y más allá!
Imprimiendo plástico en vez de tinta.
Abriendo una puerta al futuro
Nacida en 1983, la impresora 3D y todo lo que la rodea generará en 2022 unos 30.000 millones de dólares según un estudio del sector gracias a que se está implementando en la mayoría de industrias, cada vez está más cerca del alcance del público y la impresión 3D es cada vez más eficiente, más allá de su origen como creación de prototipos. 3D Systems fue la pionera, pero pronto llegaron otras como Stratasys (1988) o Proto Labs (1999). En la actualidad, entres las diez grandes empresas de la impresión 3D se encuentran gigantes como Hewlett-Packard (HP) pero también compañías europeas como la belga Materialise o la alemana SLM Solutions. Por otro lado, a la tecnología SLA inicial o estereolitografía, se le han añadido dos alternativas potentes como son el FDM (fused deposition modeling) o modelado por deposición fundida y el SLS (selective laser sintering) o sinterizado selectivo por láser.